miércoles, 16 de noviembre de 2022

La Oración. Privilegio del Cristiano que conduce a una vida victoriosa

 

Nohelia Y. Alfonzo V.

Testimonio

Quiero iniciar dando un breve testimonio. En el año 2020 yo debía recibir dos títulos de postdoctorado, pero yo no tenía dinero para pagar los aranceles de grado, pues los aumentaron tanto que los aranceles de ambos eran un monto muy superior a lo que me costaron dichos estudios completos. Entonces yo hice lo único que podía hacer ORAR, por dos años cada vez que me acordaba, le oraba al Señor para que obrara de manera sobrenatural y me los entregaran, y en el mes de octubre del 2022, el Señor utilizó a un ser querido de manera extraordinaria, se lo trajo a memoria, los pidió como parte de una compensación que debían darle y me fueron entregados. Doy este testimonio por dos razones, la primera todos los títulos académicos que he recibido los he llevado al altar, y estos dos no, y el Señor me dijo no me los has traído al altar, y la segunda para motivarlos a no desmayar en la oración cuando no ven pronta respuesta, porque Dios tiene su tiempo, por eso, la invitación es a insistir, persistir y no desistir en la oración. 

¿Qué es la oración?

1.    Es un acto de fe

2.    Es comunicación entre las dos partes. Es un diálogo franco y sincero con nuestro Padre Celestial, no se trata solo de hablar, sino también de escuchar. Involucra al ser de toda la persona en una relación con Dios el Padre, a través de su Hijo, y en el Espíritu Santo. Mediante la cual podemos: (a) buscar su consejo (Ex 33:13; Sal 86:11); (b) hacerle una petición (Jue 3:9; 2 Sa 22:7; Jr 15:15); (c) darle gracias (Fil 4:6; Da 6:10; Col 3:17).

3.    Es un mandamiento y una responsabilidad. En 1era de Samuel 12:23 se nos enseña que no orar por los demás es pecado. Si dejamos de orar por los demás, por aquellos por quienes Dios nos ha cargado, estamos pecando. Se nos manda que oremos. En I de Tesalonicenses 5:17 se nos dice: Orad sin cesar, y en Colosenses 4:2 debemos: Perseverad en la oración.

4.    No deje que el poder de la oración en favor de otros se pierda (Intercesión)

5.    Es la expresión de los sinceros deseos del corazón

6.    Es el ejemplo que nos dejó Jesús. El Señor oraba frecuentemente (Mar. 1:35; Heb. 5:7)

7.    Es el canal de liberación. Vemos estos en ocho maneras diferentes: primero, somos liberados de la tentación por medio de la oración (Mat. 26:41); segundo, somos liberados del desaliento por medio de la oración (Luc. 18:1); tercero, somos liberados de las circunstancias adversas por medio de la oración (Hec. 12:3-19); cuarto, somos liberados de la falta de sabiduría por medio de la oración (Col. 1:9; San. 1:5); quinto, somos liberados de la enfermedad física y de la muerte por medio de la oración, cuando Dios escoge hacerlo así (Hec. 18:8; San. 5:13-17); sexto, somos liberados de las necesidades por medio de la oración (San. 4:7); séptimo, somos liberados de los incrédulos por medio de la oración (Rom. 15:30-33); octavo, somos liberados de Satanás por medio de la oración (Efe. 6:18).

8.    Es un canal para la madurez espiritual. Esto se puede ver en cinco maneras diferentes: primero, es el medio por el cual peleamos la guerra espiritual (Efe. 6:10-18); segundo, es el medio para crecer espiritualmente (Efe. 1:15-23; 3:14-21; Col. 1:9-14); tercero, es el medio por el cual desarrollamos valentía espiritual (Hec. 4:19-21; Efe. 6:18-19); cuarto, por medio de la oración obtenemos la salvación de los perdidos (Rom. 10:1); quinto, por medio de la oración hacemos la obra de evangelismo mundial (Mat. 9:37-38)

Oración Colectiva

Para la iglesia local, la oración es su trabajo más importante, su ministerio fundamental. Si falla en esto, no surtirá efecto lo mucho que pueda hacer.

1.    La vida de oración personal es fundamental para el éxito de la oración colectiva

2.    Debe ser una oración en el poder del acuerdo y de la unidad en un mismo espíritu

3.    Es una promesa garantizada que asegura la presencia del Señor. Así lo declara Mateo 18:20 “Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”

4.    La iglesia debe ser diligente y ferviente en la oración. Al orar en grupo el poder de nuestra fe aumenta. Moisés dijo al pueblo de Israel “que uno podría hacer huir a mil, pero dos a diez mil” (Deuteronomio 32:30)

5.    Toda la vida de la iglesia (ministerios, planes, servicios) debe estar precedido por la oración

6.    Se dirige a Dios, a favor de los hombres y contra el enemigo

7.    Muestra la Gloria de Dios, trae unidad y libera poder, amplia nuestra visión

Algunos tips para fortalecer nuestra vida de oración

1.Planifíquese, programe un tiempo para orar diariamente. Separe un momento diario en su calendario para orar. Mientras más oramos, más deseamos orar. Cree un ritmo en su oración donde consistentemente usted y los demás sepan que este es el tiempo de orar. Orar será el acto más importante de su día, y debe luchar por mantenerlo como una prioridad en su vida. La distancia más corta entre un problema y una solución es la oración. Un tiempo donde este despierto, fresco.

Busca el horario apropiado para orar.  La mente y el cuerpo funcionan mejor durante cierta hora del día. Muchos de nosotros estamos más alerta, temprano en la mañana. Otros funcionan mejor durante la noche. No importa qué hora sea, recordemos que conversar con Dios es uno de los privilegios más grandes que el ser humano tiene, por eso merece nuestras mejores energías.

2.Tener un lugar para orar

3. Deshágase de las distracciones. Al orar, es el momento de apagar el celular, la televisión, el ruido constante en nuestras vidas y enfocarnos en lo más importante, nuestra comunión con Dios. Hay personas que no saben estar en silencio, sin el silencio, no podremos escuchar la voz de Dios. Orar no consiste únicamente el decirle a Dios lo que sentimos o deseamos, pero tener tiempo suficiente para callarnos y escuchar su voz, Él está deseoso de hablarnos.

4. Tenga una postura para orar. Haga lo que tenga que hacer para enfocarse en orar, arrodíllese, levántese, póstrese, siéntese, pero haga lo necesario para que su cuerpo procese la idea de que este es un momento diferente a los demás, usted está en búsqueda de la presencia de Dios. C.S. Lewis decía “El cuerpo tiene que orar, así como nuestra alma. El cuerpo y el alma, ambos serán mejores después de orar a Dios”.

Si estás cansado/a, no te apoyes en una cama o sofá para orar. Tendemos a distraernos en la oración porque nos acomodamos demasiado para hacerlo. Prueba orar de pie o arrodíllate sin ningún apoyo, con la espalda recta. No podemos impresionar a Dios con una “postura perfecta”, pero sí podemos impresionarnos a nosotros mismos reconociendo que este es el tiempo más valioso del día y no deseamos desperdiciar ni un momento.

5.Ore en voz alta, esto le ayuda a concentrarse. Por lo regular somos más coherentes cuando hablamos en voz alta. Por supuesto, no necesitamos hablar como genios literarios, pero nuestra expresión verbal por lo regular le agrega color a nuestras oraciones. No olvidemos que hay diferencia entre un pensamiento impreciso que flota en dirección al cielo, y un mensaje de corazón dirigido a Dios, algo que realmente queremos decir.

6. Ore con Honestidad, derrame su corazón. No permitas que tu oración se convierta en una repetición estéril. A veces nuestras plegarias flaquean porque se nos acaba el tema. Por pensar en qué otra cosa pedir, perdemos el impulso y nuestra comunión con Dios se pierde. Para evitar esto, escribe un bosquejo. Puedes comenzar con las cosas por las que te sientes agradecido. Anota un grupo de personas por quienes quieres orar. Elige algunas promesas bíblicas que se adapten a tus necesidades. Estos elementos pueden ser la base de tus oraciones intercesoras. Procura también identificar aspectos de tu vida que necesitas cambiar. ¿Cuáles serán los blancos que Dios tiene para ti? Trata de destacar cualidades positivas en vez de malos hábitos.

Al orar no estamos hablando con nosotros mismos o con el techo; la oración es una transacción maravillosa entre nosotros y el Dios santo que mora en las alturas de los cielos. Por eso conviene comenzar con palabras de alabanza, enfocándonos en el carácter y la gloria de Dios. Por ejemplo, podemos imaginar que estamos ante el trono del altísimo. La Biblia nos presenta vívidos ejemplos de la adoración divina. Hagámonos partícipes de estas escenas.

7.Ore la Palabra de Dios. Ora la biblia, aprópiate de las palabras de la Biblia para orar, orar línea por línea. Ejemplo: toma el Salmo 23 y lo usas para orar una mañana específica. Lee la primera frase: El Señor mi pastor. Comienzas a orar, Señor te agradezco porque eres mi pastor, eres un buen pastor y tú me has pastoreado toda mi vida, pero gran pastor podrías pastorear hoy a toda mi familia, también guiarles en los caminos de Dios, guárdales de los caminos del mundo, no les dejes caer en tentación, libra los del mal y te pido que hagas de mi familia tus ovejas que también que te amen como su pastor, así como yo te amo como mi pastor.

Y cuando no puedas pensar en nada más, ahí tiene la siguiente frase: Nada me faltará. Continúas orando Señor te agradezco que nunca nada me ha faltado siempre tenido que comer, todo lo que soy y tengo viene de ti Señor, sé que te agrada que te traiga misioneros a ti, así que podrías proveerme con el dinero para pagar las cuentas y también para apoyar las causas evangelísticas y misioneras, también te ruego por las personas que tienen necesidades para que tú las suplas.

Esta estrategia de oración, consiste en usar cada salmo línea por línea para hablar con Dios sobre cualquier cosa que venga a tu mente en relación al pasaje leído, llevar en oración a Dios. Si llegas a un versículo que no entiendes pásalo de largo, y continúa orando con el siguiente. Este es una manera hermosa de comenzar a orar. Cuánto gozo le bridamos al Padre Celestial cuando nuestras palabras son sus palabras y nuestro corazón está alineado con el de Él. Nuestro vocabulario poco a poco comenzará a adoptar sus palabras y sin darse cuenta comenzará a disfrutar Su presencia, así como se deleita en su Palabra.  Memorizar versículos que se puedan recitar para apoyar la oración

8. Ore conforme a la voluntad de Dios. Una barrera para la comunicación efectiva con Dios es orar con motivos equivocados y deseos egoístas. “Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites" (Santiago 4:3). Rechazar el llamado de Dios o ignorar Su consejo (Proverbios 1:24-28), adorar a los ídolos (Jeremías 11:11-14) o hacerse de oídos sordos al clamor de los pobres (Proverbios 21:13), sirven como obstáculos adicionales a una vida de oración efectiva.

Tenemos que asegurarnos de que nuestras oraciones están en conformidad con la voluntad de Dios. “Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye" (1 Juan 5:14-15). Orar en acuerdo con la voluntad de Dios es esencialmente orar de acuerdo a lo que Él querría, y podemos ver la voluntad revelada de Dios a través de las Escrituras. Y si no sabemos para qué orar, Pablo nos recuerda que como hijos de Dios podemos depender del Espíritu Santo para que interceda por nosotros, como “el Espíritu… conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" (Romanos 8:27). Y puesto que el Espíritu de Dios conoce la mente de Dios, la oración del Espíritu es siempre en armonía con la voluntad del Padre.

9. Ore fervientemente, sometiéndose a Dios durante la oración y por medio de ella. (1 Reyes 8: 27-30, 38-39). En rendición total a la voluntad de Dios (Mateo 6:10), Dejar de lado toda motivación egoísta. En fe (Marcos 11:24, Hebreos 10:22; Santiago 1:6, Salmo 3:4–5). El orar es una actividad que produce acción. Conecte su oración a sus acciones. A la medida que escuchamos su voz y El mismo nos llena con su presencia, cosas nuevas hay en nuestra mente y corazón. Cosas nuevas solo ocurren cuando en nuestra mente y corazón hay cosas nuevas. El fervor no es el volumen de su voz al orar sino el volumen de sus acciones porque ha orado.

10. Ore específicamente. Las generalizaciones pueden ser destructivas para nuestra vida de oración. Confesar atributos específicos de Dios y declarar promesas específicas de nuestro Señor son parte de desarrollar una relación íntima con Él. Cuando confesamos pecados o esperamos bendiciones, la especificidad es importante y necesaria.

Las alusiones vagas de orar por “los necesitados” o por “andar más cerca de Dios” fácilmente se diluyen y caen en la distracción. Pongamos peticiones específicas delante del Señor, agradeciéndole por lo que él puede hacer. Mientras más lo hagamos, más evidentes serán las respuestas. anote en su cuaderno de oración físico o digital (celular o pc) , para que no sea disperso cuando ore.

11. Ore con y por otros. Orar por otros nos permite recordar que el mundo no gira alrededor nuestro y orar con otros nos ayuda a ver aspectos de Dios que no conocemos.  Cuando otros son parte de nuestra vida de oración la vida toma un giro distinto. Añadimos valor a sus vidas no solo con lo que hacernos por ellos sino por lo que Dios quiere hacer por ellos a través de nosotros. Orar con otros también nos ayuda a rendir cuentas de nuestra vida espiritual y nuestro crecimiento.

12. Pida perdón. Debemos asegurarnos de que no tenemos ningún pecado inconfeso en nuestros corazones cuando oramos, ya que esto sería un impedimento para la oración efectiva. “Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír"(Isaías 59:2; Salmo 66: 18). Afortunadamente, "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).

13. En medio de la dificultad no deje de orar, ya que la oración es esencial obtener la victoria. Aprenda a centrarse y concentrarse para ser capaz de hacer oraciones de emergencia sin perder su beneficio (cuando un vehículo va a colisionar el hombre se desvía, la mujer cierra los ojos, practicar para tener una respuesta adecuada).

Conclusión

Todo el mundo quiere que sus oraciones sean eficaces. Debemos pedir con humildad (2 Crónicas 7:14-15), dentro de la voluntad de Dios (1 Juan 5:14-15), con fe (Santiago 5:14-15), confiando en que lo que Dios hace (o no hace) es lo mejor para nosotros.

La Escritura afirma que "La oración eficaz del justo puede mucho" (Santiago 5:16) y que “los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones" (1 Pedro 3:12; Salmo 34: 15), es por ello que la oración es algo que los creyentes deben hacer "continuamente" (1 Tesalonicenses 5:17), con persistencia y sin desmayar (Lucas 18:1). Dios nos invita a venir confiadamente ante el trono de la gracia y orar con la certeza de que Él extenderá su misericordia y gracia para ayudarnos en nuestro tiempo de necesidad (Hebreos 4:16).

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