El Primer Mandamiento nos dice que debemos amar a Dios sobre todas las cosas, con toda nuestra mente, alma y corazón. Ahora bien, como podemos estar seguro que estamos cumpliendo, si en nuestra vida se verifican estas dos condiciones.
- Obediencia. El verdadero amor a Dios se demuestra obedeciendo sus mandamientos y poniendo en práctica sus principios (1 Juan 5:3).
- Permanentemente en su presencia. Para permanecer en el amor de Dios tenemos que estudiar su Palabra, orarle desde el corazón, enseñar a los demás quién es él y adorarlo en las reuniones cristianas (Mateo 24:14; 28:19, 20; Juan 17:3; 1 Tesalonicenses 5:17; Hebreos 10:24, 25).
- Recompensa. Los que permanezcan en el amor de Dios disfrutarán de la vida de verdad (1 Timoteo 6:12, 19; Judas 21).
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